Mar Benegas: Desde la azotea II

miércoles, 15 de agosto de 2007

Desde la azotea II


foto tomada de internet, si les molesta hablen.

Desde arriba en la oscuridad bajé sin miedo, tenía una madre que velaba por mi en las noches oscuras, una madre inquietante. Ya de día llegué al cañón, atrás dejé el bosque y sus sendas.

Después de andar casi medio día el viento se caldeo, el sol estaba en su cenit. Era el viento cálido del sur el que hacia arder a las rocas y sudar a mi cuerpo. Busqué una sombra donde cobijarme pero era tarde, había andado hechizada por el embrujo de la luna demasiado tiempo, ahora estaba en medio de la nada, de un desierto de piedras ardientes.

Veía subir los espejismos, que como humo jugaban con mi imaginación, formas caleidoscópicas que iban hacia arriba, hacia la llamada.

Entonces el viento del Sur me habló con su voz de serpiente:

"Tú mujer; eres hija del sol. Hija de la luz, una guerrera de fuego y cosmos. Hija del calor y de la vida.

Eres mujer y estrella, por eso tus ojos brillan y tus manos dan calor. Tienes alma de fuego y sangre de agua, por eso tus besos son húmedos y tus abrazos reconfortan. Tu padre te protege y te alimenta por eso tu piel se oscurece y tu pelo crece como las ramas de los árboles.

Tú eres sol, eres trópico, eres sudor y ritmo, eres danza y órbita, ofrendando tus movimientos al padre. Tu cuerpo está encendido, por eso buscas al amante que mantenga tu núcleo ardiente, y cuando el amado deja de ser llama, tu cuerpo se apaga como una hoguera mal encendida y te quedas cenizas, vacía.


Eres mujer y calor, por eso tus palabras soplan y tus caderas son de sexo, por eso tus caricias consuelan y tus verbos ensanchan.

Eres vida e hija de la vida, por eso tus ojos ven la claridad de las cosas sencillas, y las manos se tienden hacia ti buscando un refugio. Eres alimento y savia, eres raíz.

Mujer tú eres él, y tu sonrisa ilumina y florece, pero también quemas y abrasas, también destruyes. Ese es el poder, ese es el peligro. La guerra vive en tu alma, el fuego quema."

Entonces el viento del Sur se metió por mi nariz, y secó mi garganta y también mis pulmones, que se convirtieron en cenizas, quería secarme por dentro y convertirme en arena, para poder llevarme en su viaje al desierto, para poder llevarme como calima.

Ya sentía yo como si una esponja absorbiera mi humedad, secara mi acuosidad y me dejará hecha de cristales, y a un golpe de viento ardiente me rompería en millones de pedazos y sería de polvo.

Entonces el sol se apiadó de mi, y gritó tan fuerte que las nubes acudieron a besarlo, ellas enamoradas de su luz, buscando que las acariciara por la espalda como hacia tantas veces, buscando que les hiciera el amor con la calidez de sus brazos de fuego.

Él acarició con vehemencia sus espaldas, las besó con besos ardientes y cuando las nubes explotaron en el abrazo imposible, sólo entonces empezó a llover, y mi boca se llenó de agua, y la humedad entró por mi nariz y restituyó lo que ya no era.

Tanto gozaron las nubes, tanto llovió que el barranco se hizo arroyo y después torrente, y entre las rocas floté hasta llegar de nuevo a mi casa, y todas las olas me dieron la bienvenida, y los peces de colores, y las sirenas.

Así supe que el Sol y la Luna se aman cada noche sobre los lechos de coral y que nosotras las mujeres tenemos en nuestra herencia el encuentro sagrado, la danza de los dos poderes, el amor encontrado y perdido cada amanecer.

5 comentarios:

S dijo...

Querida Mar, estas palabras suenan como lianas amazónicas en mis entrañas. Esa voz que te habla en forma de viento y luna pareciera un alma sabia con sangre de savia.

Ese sol que te abraza y repleta de humedad revives en un cosmos de inmensa paz y vida resuena en esta red, y llega hasta aquí tan lejos, entiendo, te entiendo. Es una maravilla haberte encontrado.

Besos de pijama en paz.

Mar Benegas dijo...

Qué preciosas palabras las tuyas, llegaron hasta el centro de cada una de mis células...

También yo me alegro de haberte encontrado, tan lejos y tan cerca...

Besos, muchos besos.

MentesSueltas dijo...

De a poco retorno a mi ritmo... recorriendo el mundo que compartimos.

Te abrazo

MentesSueltas

MAYA dijo...

Ritual de amor entre la luna y el sol, le llaman. Los antiguos lo contaban como uno de los principales rituales de los dos más grandes amantes. Es bellísimo lo que has escrito. Las sirenas deben estar complacidas y la espuma debe estar más brillante que nunca en tus orillas.

Un beso,

Maya

Mar Benegas dijo...

Sí, ellas (las sirenas) me echaron de menos pero luego cuando les conté mi viaje, hicimos una gran fiesta... querían invitar a tus valkirias pero estaban ocupadas cuidando de ti, en medio de los temblores en tu bosque azul.

Besos.