a la que se alimenta de telarañas
a la que dobla los golpes en el cajón
a la que guarda con su cuerpo el puño
a la que acaricia al bastardo
a la que se viste de rojo
a la que acalla el burka
a la que mira sin ver y habla sin voz
a la que va y viene, con un péndulo en la mano
a la que teme
a la que protege con su cuerpo al hijo
a la muerta y a la que le llora
a la madre que no supo enseñarle
a la que cruza el océano buscando
a la de la costilla hundida
a la del hematoma en medio de la calma
a la que denunció pero fue tarde
a la que no lo hizo
a la gorda y a la flaca
a la sufraguista
a la lesbiana
a la niña embarazada de un soldado
a la pequeña como un colibrí
a su hija y a su hermana
a ellas
les cedo mis ovarios
para que allí se refugien
mi vagina cueva y mis trompas
mis pechos pequeños
y mi nombre
sobre todo, mi nombre
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