Mar Benegas: El lenguaje íntimo de las mujeres

viernes, 6 de julio de 2012

El lenguaje íntimo de las mujeres


Hace unos meses tuve el placer de participar en un conversatorio, promovido por la revista de arte y pensamiento Bostezo y que será publicado en su próximo número, la revista, en esta ocasión irá dedicaca a los genitales.

La idea principal nació ante la obtusa postura de Facebook de censurar una fotografía de unas galletas que tenían forma de vulva, de manera reiterada, mientras que por la misma red social, corren fotografías mucho más "obscenas" sin que esto suceda.

Así que un grupo de mujeres de diferentes generaciones fuimos invitadas a esta charla que sólo tenía una premisa: conversar sobre los genitales femeninos, más concretamente, sobre la vulva. La cita se dio en La alegre conchita, una tienda para mujeres de Valencia.

La conversación se extendió por más de dos horas y salieron, según nos han contado, más de 30 folios. Bueno, la cosa va más allá de estos datos y de las palabras que allí se pronunciaron, de las que podréis haceros eco cuando salga la revista, revista que por otra parte os recomiendo vivamente, no sólo este número si no todos los anteriores.

Lo que realmente me gustaría compartir fue la sensación de algo que no sé si seré capaz de explicar y es ese (otro) lenguaje para el que no existen palabras suficientes, valga este ejemplo para intentar plasmar una realidad que he podido sentir en muchísimas ocasiones.

El otro día departía con una persona sobre la existencia de las cosas a partir del lenguaje que las nombra. La otra persona defendía la idea de que si no hay una palabra que las defina, es imposible que que esa cosa exista, que sólo de este modo puede haber conciencia de ella. Sin embargo yo le rebatía comentándole que aunque hace bien poco se inventaron muchísimos términos nuevos (por ejemplo en psicología) eso no significa que lo que representan no existiese antes de nombrarlo, y que, por supuesto, no sirven las aproximaciones o los términos genéricos que pretenden recoger un todo y que simplifican la semántica ofreciéndola a las fauces de la etimología, sin más.

Si nos fijamos en la teoría de Piaget (lenguaje social, lenguaje egocéntrico y lenguaje interno), no todos los procesos que se inician en el lenguaje interno llegan a poder materializarse en el lenguaje social, cuyo asentamiento y materialización es mucho más largo y necesita del consenso y utilización de los términos de manera constante en el tiempo y por un alto número de personas.

Así, no creo que haya una palabra (tal vez aproximaciones) para definir un tipo de comunicación que se da en ciertas ocasiones y que sería, si eso pudiese llegar a existir, la comunicación total (terreno que entiendo muy lejos del lenguaje hablado todavía). Donde la comunicación corporal, la hablada, la emocional y la que se da en otros sustratos de la psique, mucho más profundos, confluyen.

Cuando nos juntamos estas mujeres a hablar de nuestras vulvas y del constructo social que hay alrededor de ellas, se dio esta comunicación, o al menos yo pude percibirla en muchos momentos, con una aproximación semántica bastante pobre podríamos hablar de ¿"química"?. Sin embargo echo de menos una palabra que aúne lenguaje, cuerpo y emoción. Ese tipo de comunicación que suele darse entre las mujeres cuando están juntas y no solo se comunican con las palabras, está también presente todo lo demás.

Las mujeres que han hablado sin restricciones con otras mujeres, desde ese justo lugar en el que se supera la represión comunicativa, que también existe, saben de lo que estoy hablando, y no es necesariotener una relación tejida de antemano, no es necesario ser “amigas”. Basta con dejar caer ciertos muros y dejarse llevar. Es una comunicación mucho más amable, una comunicación que construye y entiende, que empatiza desde el núcleo mismo del yo y se abre hacia el otro, es una comunicación que no lastra, ni castra, que tiende a la cooperación y la ayuda mutua, una comunicación, entiendo, que serviría sin duda para construir un mundo menos hostil si consiguiéramos “universalizarla”.

Y eso fue lo que vi, al leer en la pantalla lo que saldrá impreso en la revista, que allí, sobre el fondo blanco, era imposible trasmitir aquella "otra" comunicación a la que fui tan sensible ese día y que se abrió tan claramente en el transcurso de aquella charla, mirándonos a los ojos.

Desde este punto es imposible no tener en cuenta las novelas "Lengua materna" y la segunda parte de la misma “Rosa de Judas”, de Suzette Haden Elgin. Novelas en las que una trama de ciencia ficción nos posiciona directamente en el centro mismo de este entramado, las mujeres crean, por pura necesidad, una lengua secreta, que les permite sobrevivir en un mundo asfixiante en el que tienen la condición legal de menores y han de ser tuteladas por los varones durante toda su vida. De esta manera se las ingenian para crear un lenguaje a espaldas de los hombres, un lenguaje que les permite, precisamente, hablar de todas estas cosas que se quedan fuera de lo que puede nombrarse con palabras. Todas esas cosas que servirían (si no fuese ciencia ficción) para hablar de ese conjunto, erróneamente escindido: emoción-cuerpo-lenguaje.

Tal vez por eso necesitamos la poesía, para acercarnos a ese territorio.

4 comentarios:

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Ufff... excelente reflexión, iré pensando en todo lo que apuntas.

Y ya comentamos,

Un beset

Mar Benegas dijo...

Claro compa, beset!

Unknown dijo...

Muy interesante reflexión sobre el lenguaje femenino en particular. Creo que tienes razón, que las mujeres tenemos una forma especial de comunicarnos en el que habla la mente, el cuerpo y el sentimiento. Cierto es que también he observado que los hombres se comunican entre ellos a su manera, nada poética por cierto, y que se entienden perfectamente con eh, eh, sí, sí, gestos obscenos y luego risas.
Ni todas las mujeres somos capaces de comunicarnos de esa manera tan bella, ni todos los hombres son tan primitivos, pero si hay un factor común diferenciador.
En las nuevas generaciones hacen daño las expresiones, palabras y gestos; nuestras chicas se expresan como hombres creyendo que han conquistado un escalón y los hombres siguen haciéndolo igual. Los hombres gays que enfatizan su amaneramiento lo hacen como niñas cursis.
Respecto a tu debate con la compañera, a pesar de pensar como tú, que no hace falta que conozcas una cosa para que ésta exista, creo que ella se refería al tener consciencia de la existencia. Hay por ejemplo, millones de personas en el mundo, con sus nombres, con sus vidas, pero de las cuales no podemos hablar porque no las conocemos.
Un beso

YoeLIJolaLIJ dijo...

Hola, Mar:

leyendo tu entrada, me he acordado de ciertas críticas / teóricas francesas como Irigaray, Cixous, Kristeva o Didier, que tratan el tema desde perspectivas a veces un poco arriesgadas - al borde están muchas veces de una impostura muy parisina - pero casi siempre sugestivas.
Si no las conoces, te las recomiendo.
Saludos